INTRODUCCIÓN Y OBSERVACIONES
La necrópolis fenicia de Seks sobre Puente del Noi se empieza a explorar sobre el año 1979.
Se hacen los primeros registros a partir de la facha indicada, y se prepara el terreno para que en los años sucesivos se inicie una excavación sistemática.
Se llega a la conclusión de que tal presupuesta necrópolis se encuentra emplazada en torno al emplazamiento del actual IES de Almuñécar (Antigua Sexi), junto con las restantes colinas que conforman este panorama agrícola.
En los escarceos, casi furtivos, se localizaron sobre el campo de deportes del Centro Escolar, una secuencia de cinco tumbas que fueron excavadas de forma poco o nada ortodoxa. Posteriormente los materiales hallados fueron considerados como de superficie, aunque pertenecían a tumbas con un formato muy similar a las posteriormente excavadas.
Ya en el año 80 se iniciaron las excavaciones sistemáticas, dividiéndose toda aquella zona en varios sectores: A (desordenada), B, C, D y E.
En esta nueva exposición tratamos de ordenar y rectificar bastantes errores cometidos en la excavación e interpretación tanto de las tumbas como de los materiales hallados.
Así pues, la mayor parte de los materiales, que se van a exponer aquí, son una selección de los que se encuentran en un estado casi completo o completos. No se van a repetir los fragmentos ni las interpretaciones. Ya fueron publicadas en 1982 y, por tanto, nos limitamos a corregir bastantes errores de interpretación e intentar completar o añadir los elementos arqueológicos que no se llegaron a publicar por prisas en la preparación de los documentos, y se quedaron esperando para que, en las próximas, salieran a la luz; cosa que no ha ocurrido, como ha quedado bien patente con el paso del tiempo en posteriores publicaciones.
En este trabajo se incluyen las tumbas fenicias casi completas en dibujos aislados y, a veces, con materiales in situ. Las fotos que se incluyen no coinciden, en muchos casos, con los dibujos, debido al fenómeno de la perspectiva. El dibujo aparece ortogonal, mientras, que la foto muestra la tumba, en muchos de los casos, en forma panorámica.
Como la mayoría de los materiales ya están publicados desde 1982, nos centramos mucho más en el fenómeno enterramiento. De ahí que mostremos sólo los materiales que se conservan, como se ha indicado, lo más completos posible.
Con relación a la interpretación de las fases de excavación, hay que explicar elementos que han sido sistemáticamente mal interpretados. Así, la Necrópolis no se suele denominar fenicio-púnica. Son en realidad dos palabras sinónimas, pero tienen una interpretación diferente. Fenicio es originario de Fenicia, región de donde proceden, púnico es cartaginés, territorio emplazado en el norte de África, actual Túnez.
Los enterramientos de esta zona son fenicios originarios; no son de la comunidad procedente de Cartago. Véase el ajuar funerario y se podrá observar que forman parte de los elementos comerciales usados por los fenicios en sus intercambios comerciales con los aborígenes de Almuñécar: los iberos o pueblos ibéricos del Sur. Los cartagineses vinieron a Hispania para reclutar un ejército y combatir contra Roma, como consecuencia de la Primera Guerra Púnica. No venían a montar una industria de salazones, sino a combatir desde aquí al enemigo que le había impuesto unas sanciones económicas insostenibles e insoportables para su economía y supervivencia.
Por esa razón los ajuares se ciñen más a elementos del comercio que al tema de la guerra.
Otras de la razones que conviene aclarar es por qué aparecen las tumbas interrumpiéndose unas a otras, sobretodo en el Sector B. La explicación es coherente: los primitivos fenicios no mantenían un hábitat permanente en esta zona de la costa. Venían por temporadas y se establecían en campamentos temporales: llegaban en temporada adecuada para la pesca y se establecían en terrenos adaptados a sus costumbres. Evidentemente no se situaban sobre las zonas de las necrópolis, sino lejos de ellas. Los fenicios nunca hacían tumbas en lugares urbanos. Y el hecho de que aparezca esa gran cantidad de tumbas interrumpidas unas por otras, hace suponer que los que abrían una tumba nueva, ignoraban que debajo había otras; de ahí las superposiciones y roturas. Y la explicación es simple: cuando volvían al año siguiente, venía gente nueva que desconocía la topografía del lugar, y por eso se ven las citadas interferencias entre las tumbas.
Los mismo que ocurre en Bolonia (Baelo Claudia, Tarifa, Cádiz), con una población romana permanente, y otra población de temporada procedente del Norte de África. Esta zona debió experimentar una situación similar, sobre todo en los meses de gran actividad industrial.
Por esta razón se entiende que no hayan aparecido rastros de lo que podíamos considerar un núcleo urbano fenicio estable y permanente: hasta ahora no se ha encontrado nada en absoluto de urbanismo. Tan sólo hemos visto algo de mampostería en el recubrimiento de las paredes internas de algunas de las tumbas en Puente del Noi. Sería posible admitir que en las colinas cercanas hubiera habido algo de hábitat; pero tan sólo podemos ver sillares y sillarejo en la construcción de balates de las laderas de algunas de estas colinas; pero que, igualmente, podrían haber formado parte de una tumba fenicia destruida posteriormente. En conclusión; nada de elementos urbanos, al menos hasta ahora.
Sobre la factoría romana del Majuelo, en alguna de sus zonas se han practicado perforaciones intentando buscar algo de estructura industrial o urbana que justifique la presencia fenicia en este lugar. Sólo se han hallado restos cerámicos y nada más.
Nosotros nos vamos a centrar en la zona de Puente del Noi para exponer todo cuanto ha quedado inédito en publicaciones anteriores. Sobre la exposición se explicará todo cuanto, creemos, ha quedado sin aclarar.

En esta imagen podemos ver el corte sobre el talud del terreno, donde se encuentra el campo de deportes del Centro Escolar. Tenemos las siluetas de dos de las tumbas que se encontraban en este lugar.
Adelantamos anteriormente que fueron muy mal excavadas, y que apenas se encontró su verdadero y exacto perfil y que no se pudo, por razones obvias, levantar la planta de ninguna de las cinco tumbas que aquí fueron halladas. Por otro lado, hay que decir que todas las plantas de edificio de este Centro Educativo (Instituto) se encuentran montadas sobre las estructuras de las tumbas fenicias de esta necrópolis.

En esta imagen podemos observar los espacios que ocuparon las tercera y cuarta tumba de este imperfecto Sector.

En esta imagen se ve mejor el hueco que ocupaba esta tumba, y de la que se extrajeron varias piezas de cerámica, que se verán más adelante, a continuación.

Y, por último, pudimos reconstruir cómo fue el perfil de tres de las tumbas que fueron identificadas como tales. Encajan perfectamente con la tipología que normalmente se detecta en el resto de la necrópolis.

En este dibujo podemos ver una pieza de las halladas en esas tumbas. Es un tipo de ánfora usada por los fenicios en los ajuares funerarios. Curiosamente se da la circunstancia de que es la única pieza de estas características que se ha encontrado en todas las tumbas descubiertas hasta el momento. Su tipo encaja con un posible origen griego.

Aquí mostramos un elemento funerario muy común en la vajilla que en aquellos tiempos usaban los fenicios, y que, igualmente, es muy frecuente encontrar en las tumbas de esta necrópolis

Esta es otra de las piezas halladas en esa zona arqueológica y que entra dentro de la misma tipología del resto del conjunto general.

Similar pieza a las anteriores, con una forma de plato muy común en el resto de las piezas que se irán viendo en el conjunto de la publicación.


Aquí podemos ver, en conjunto, platos fenicios en donde se ven las variantes tipológicas sobre todo en el fondo de la pieza y la forma de su borde.Platos fenicios de características algo diferentes a los anteriores. No se perfilan más detalles porque pueden verse en la publicación de 1982.

Pieza arqueológica interesante desde el punto de vista tipológico, porque es un elemento no muy común en los ajuares que se verán en los otros sectores. Este formato se denomina en griego oinochoe (jarrita para el vino).

Este modelo de jarra sí se da con frecuencia estadística en el resto de los ajuares que van apareciendo en la excavación de la necrópolis.
TUMBAS DEL SECTOR B

El Sector B muestra una secuencia de numeración anárquica. Ello es debido al desconocimiento que se tenía sobre la existencia de estos elementos que, realmente, se encontraban dispersos y removidos por las expoliaciones que se han venido practicando a lo largo de la historia de este lugar, Y ello dará lugar a poder explicar el hecho de que las tumbas se interfieran unas con otras, como se verá más adelante.
Esta tumba muestra un diseño diferente si la comparamos con las demás. Son así por la sencilla explicación de la falta de continuidad en la permanencia de la población fenicia, que se establecería en lugares cercanos, pero no junto a las necrópolis.
Normalmente consiste en una fosa excavada sobre un suelo de esquisto. Unas veces muestra una forma rectangular, sin escalones laterales; y otras, pueden llevar hasta escalones de mampostería en sus laterales, cabecera y pies, como se irá viendo en la exposición.
En este ejemplo podemos ver fosa simple (tipo I) sin escalones laterales.

Perteneciente a la tumba nº 1, vemos esta ánfora fenicia que aparece sobre la cabecera de la misma y que formaba parte de ajuar funerario, que se colocaba fundamentalmente sobre cabecera y pies de la misma, aunque también se podía ver sobre cualquier punto de forma aleatoria. Normalmente se trataba de recipientes para comida y bebida. Así, es rara la tumba que no registre huesos de cabras, pero colocados usualmente en los pies de la tumba, como se irá viendo.
En la publicación de 1982 este elemento citado de ajuar no se cita en ningún momento, ni mucho menos se muestran los huesos de animales.

En este dibujo mostramos dos tumbas: la 2B y la 19B. Explicación: el desconocimiento sobre la situación que se esperaba encontrar en este espacio. En la 2B se han dibujado in situ algunas de las piezas que aparecieron según se iba profundizando en el lecho del enterramiento. Pero, si se observa la cabecera, pueden verse restos de los citados animales, que se colocaban como comida para la vida de ultratumba del fallecido: cabras sacrificadas para servir de alimento al difunto en la otra vida.

Tumba nº 2. Formando parte del ajuar, aparecieron in situ dos platos fenicios y otros elementos del enterramiento, pero que no se reflejan aquí. Pueden verse en la enumeración de piezas de la publicación de 1982.

La tumba nº 3 muestra una estructura de fosa con escalón lateral menos en su cabecera. Se extrajeron sus piezas sin realizar ningún dibujo sobre la misma. (Consultar la publicación citada cuando no se citen las piezas).

En la tumba nº 4 pueden verse algunos elementos dibujados sobre su fondo en la cabecera. Pero lo más destacado es ver que el lecho de la tumba registra, sobre el pie de la misma, un espacio que ha debido pertenecer a otro enterramiento. Se cree que una tumba ha sido montada sobre otra ya preexistente, fenómeno que se verá con bastante frecuencia, como se podrá ver más adelante.

Tumba nº 5B y 49B. Aquí mostramos un caso típico de superposición de enterramientos. El más antiguo es el 49; el 5 es el más reciente. Los tipos de tumbas son distintos en su construcción. En el 5 se dibujaron algunos de los materiales que aparecieron. Cuando se construyó el 5, se rompió el 49, y, por tanto, éste es el más antiguo cronológicamente hablando. Esta explicación nos lleva a lo que se expuso al inicio, cuando se dijo que la población no era permanente, sino que se renovaba todos los años. Y por esos, los nuevos que venían, ignoraban que debajo ya preexistían enterramientos. Y por eso los rompen para sus nuevas tumbas.

En este dibujo de detalle, perteneciente a la tumba nº 5, se muestran los objetos que aparecieron sobre la cabecera de la misma. Se trata de un quemador de perfumes o pebetero, y dos piezas de telar. Elementos muy comunes en los ajuares domésticos de las comunidades fenicias.

Tanta es la irregularidad del sistema seguido en la excavación que aquí podemos ver una secuencia formada por las tumbas 6B-7B-48B. En realidad se encuentran unas junto otras. Sólo la 7B muestra algunos elementos dibujados in situ. Otro aspecto a considerar es el fenómeno de la superposición de las tumbas, de forma que se interfieren unas a otras. Lo antes expuesto: desconocimiento de que había tumbas preexistentes sobre aquel terreno. Y todas están interferidas. Como puede verse, aparecen muchas piedras que han sido removidas por las expoliaciones a través del tiempo.

Tumba nº 7B. Podemos ver, dibujado sobre la cabecera de la tumba, un oinochoe. El restos de materiales se pueden ver en la publicación de 1982.

Tumba nº 8B. Caso típico de rotura de una tumba para montar otra en ese lugar. Las piedras removidas son indicios claros del saqueo. Pero, al pie de la misma, se ve parte del lecho de la tumba que ha sido rota para construir otra sobre ella, fenómeno muy corriente como se viene diciendo.

Tumba nº 9B. Se trata de un enterramiento de medianas proporciones, con escalón lateral en torno al lecho.

Tumba nº 10B. Es el tipo de enterramiento sin escalones laterales. Una simple fosa excavada sobre el esquisto.

Tumba 11B. Se trata de una fosa con escalones laterales sólo a los lados. Se observan, en el centro, los restos de un cadáver en posición. Extrañamente no han sido descolocados en el saqueo. Pueden verse, a los pies de la tumba, restos de huesos de cabra. Hay también, en la cabecera, una vasija aplastada por la presión, y algunos elementos cerámicos formando parte del ajuar funerario. La cabecera de la tumba esta formada por un murete de mampostería, que le sirve de encuadre de la misma. En su lado izquierdo tenemos piedras removidas por el expolio. A la derecha podemos ver el murete que sirve para separar esta tumba de la que se ha construido a su lado. Es claramente una interrupción.

Tumba 11B (Detalle). Obsérvese cómo ha sido reforzada la cabecera para darle consistencia a esta parte de la tumba, y el tipo de aparejo utilizado, que se asemeja bastante al usado por los romanos, aunque aquí se usa, además del sillarejo, con argamasa que se deja ver al exterior.

En esta tumba podemos ver la posición del cadáver, que apenas ha sido removido. A los pies observamos los huesos de cabra, cosa habitual en estos enterramientos. Los otros elementos de ajuar han sido retirados sin dibujar incomprensiblemente, porque deben ser reflejados en la planimetría de la tumba. En la parte inferior derecha se ven los restos de murete para separar y sostener una tumba antigua de una más reciente, como se viene comprobando en casi todo este Sector.

En este ejemplar de tumba (tipo I) no se reflejan ni restos humanos, ni materiales de ajuar. Debió ser tapada con lajas de piedras de cierto tamaño, y pensamos que toda la tumba estaría cubierta con este elemento. En la cabecera se ven restos del inicio de otra tumba que estaría casi pegada a esta tumba en cuestión, por lo que decimos sobre las interferencias en esta zona.

En esta tumba, 14B, aparte de su estructura con lecho escalonado sólo en sus laterales, hemos podido mostrar algún elemento del ajuar funerario. Pero insistimos en la rotura que se ve en el extremo superior derecho, donde se observa que la tumba situada por encima en el terreno, llega a romper la esquina de ésta. También, en su lateral derecho, se hay acumulado material desmontado en el expolio de la misma.

De esta tumba (15B), tan sólo podemos mostrar el lecho, algo irregular quizá por la dureza del terreno de silicatos. No se han podido dibujar materiales in situ.

Tumba 16B, escalonada en sus laterales y escasamente en los pies de la misma. Obsérvese, en su parte superior izquierda, cómo la tumba situada por encima en el solar, abre un pequeño lecho; lo que nos indica que en la construcción de esta tumba (16B) se interfirió con otra situada justo por delante.

En la tumba 17B se hace ver que, cuando fue construida, se rompió la que está situada por encima de su cabecera. Véase cómo se continúa un lecho tanto en su parte izquierda como derecha. Los restos humanos apenas han sido tocados. Los materiales de ajuar se encuentran en su sitio, aunque sobre el escalón lateral derecho podemos ver el dibujo de una pieza que apareció desplazada de su lugar apropiado. Ello indica que esta tumba no se libró del expolio.

Esta tumba (18B) es una de las mayores de este Sector B. Pero lo que más se resalta es el expolio que sufrió. El lecho se encontraba totalmente cubierto con lajas de piedra de cierta consideración. Los restos humanos, aquí no dibujados, se encontraban dispersos, al igual que los elementos de ajuar. Y, como puede observarse, también fue rota la tumba que se encuentra a los pies de la misma. Su lecho se encuentra recubierto con muretes de mampostería en sus cuatro lados.

Sección de la cabecera de la tumba 18B. Obsérvese el tipo de aparejo que recubre el lecho en su parte superior o cabecera.

Pie de la tumba 18B, muy similar por su aparejo al de la cabecera.

Tumba 18B. Vista lateral donde se aprecia el revestimiento con aparejo de sillarejo.

Tumba 18B. Vista del sillarejo de otro de sus lados.

Tumba 20B. Es el tipo más corriente por su forma. No se dibujó ningún material in situ.

Esta tumba muestra escalón lateral en todo el entorno de su lecho. Tan sólo se ha dibujado un elemento de ajuar cerca de su cabecera.

Esta tumba muestra el fenómeno de haber sido interrumpida por otra más moderna. Aparece un objeto de ajuar y piedras sobre el pie indicando que ha sido expoliada.

Aquí no se han detectado indicios de saqueo, pero tampoco se ha registrado material del ajuar. Como nota adicional también se puede decir que es una tumba construida, pero no usada; hecho que suele darse algunas veces. En este caso hay algunos elementos catalogados en la publicación de 1982.

La tumba 24B sí registra materiales de ajuar y restos humanos dispersos sobre su lecho. Probablemente el lecho estuviera cubierto con grandes lajas de piedra.

La tumba 25B muestra unas características similares a la anterior. Además, fue rota en su cabecera por otra construida cerca de ella.

Aquí vemos dos tumbas, o tres, según se mire. La 46B tiene justo debajo otra que, a su vez, ha sido rota para construir la 26B. Y al lado izquierdo de ésta se ve un murete de mampostería para dar consistencia a otra que había a su lado.

Dos tumbas (27B y 51B) con la misma tipología. Se nota que en la construcción de la última se rompió parte de la 27B, de la que hemos podido dibujar algunos elementos de ajuar.

El enterramiento 55B no debe incluirse como tumba fenicia, ya que tiene todas las características de un enterramiento de incineración ibérico, sobre una pequeña fosa en la que se observa el casi superficial hueco donde se sitúa la urna o vasija.

La tumba 28B forma parte del grupo de las típicas formas fenicias, con sus característicos escalones laterales en sus cuatro lados.

La tumba 29B constituye uno de los ejemplos más típicos de una tumba que corta a la otras casi por su mitad. La nueva tiene que ser reforzada con muretes de mampuesto para poderla asegurar con su entorno.

En este ejemplo (30B, 43B) podemos ver muy bien cómo la construcción de la 30B rompe la estructura de la 43B, cortándole gran parte de su lado izquierdo. Lo que sirve como dato cronológico para afirmar que la 43B es más antigua que la 30B.

En este dibujo mostramos dos tumbas (32B, 45B) de factura similar. La 45 conserva restos humanos desplazados a causa del saqueo. La 45B nos ha aportado unos cuantos elementos de ajuar funerario y las señales claras de haber sido expoliada.

Tumba 32B. En su cabecera fueron halladas estas piezas de ajuar. Probablemente se trata de elementos como estuche de madera por las piezas de bronce encontradas, aparte de una lucerna bicorne, elementos de ajuar funerario.

La tumba 33B ha dado un ajuar muy interesante como podemos ver. Al pie de la tumba apareció una vasija, tipo jarra, de cerámica. Y en la cabecera podemos ver dos platos típicos fenicios.

La tumba 33B ha dado una pieza como ésta. Se trata de la primera terracota encontrada en toda la necrópolis. Apareció en la parte inferior del lecho, junto con otros elementos del ajuar. Su descripción se detalla en la publicación de 1982.

El dibujo 34B muestra uno de los casos en que las tumbas, en su construcción, se entrecortan unas a otras. Aquí vemos cómo el pie queda sesgado por la superposición de otra sobre el mismo espacio.

En este plano de tumba dibujamos cómo dos tumbas (54B y 36B) se interrumpen una a otra. La 54B es más moderna porque es la que rompe a la 36B. Incluso en la 36B, en su pie, se observa que, la que hay por debajo, también la corta ligeramente.

La tumba 38B muestra un ejemplar de jarra a pie del lecho. Pero no tiene escalones laterales.

Esta tumba, con escalones laterales junto al lecho, nos ha proporcionado poder dibujar parte del ajuar funerario en su cabecera. El pie del lecho muestra que ha sido rota en parte para construir otra sobre ese espacio.

La tumba 40B no muestra materiales de ajuar, pero sí el fenómeno de rotura en sus pies donde se levanta otra de las tumbas.

La tumba 41B muestra las siguientes características: elementos de ajuar a través de su lecho y escalones laterales. Además se observa un cierre artificial al pie del lecho para indicarnos que se ha tenido que romper otra tumba para dar consistencia a ésta.

Detalle de la tumba 41B. Sobre la cabecera aparecen varios elementos de su ajuar, pero de una forma algo anárquica.

Esta tumba, 42B, muestra escalones laterales alrededor de su lecho menos a los pies.

Esta tumba (44B) manifiesta el fenómeno del expolio de una forma muy palmaria. Disponía, en origen, de una cubierta con lajas de piedra a dos aguas, en forma de «V» invertida. Para evitar la entrada de aguas pluviales, se encontraba revestida de una capa de adobe rojo encima de todo su lecho. En su cabecera hay un murete de mampostería para dar consistencia a las lajas que formaban su cubierta. Es una de las más grandes del conjunto de este Sector B.

Tumba 44B. Detalle de su cabecera con lajas colocadas en la citada posición.

Tumba 44B. Detalle del pie de la misma, pero con las lajas ya removidas de su lugar. En su parte superior derecha podemos observar el lecho de otro enterramiento que ha sido superpuesto sobre esta tumba.

Tumba 47B. Observamos dos cosas: parte de ajuar funerario sobre el pie del lecho; rotura en la parte izquierda de su cabecera, donde se ven indicios del lecho de otra de las tumbas adosadas. Y, sección del la tumba.

Tumba 50B. Tan sólo podemos destacar la aparición de los huesos humanos del cadáver, dispersos sobre el lecho. Lo que indica su expolio, sobre todo.

Tumba 52B. Expoliada y casi destruida en todo su conjunto. Todo parece indicar que su lecho estaba cubierto con grandes lajas de piedra por los restos que han quedado en su fondo. Pero otro fenómeno nos indica que la construcción de esta tumba provocó la rotura de otra anterior, como se puede comprobar en la cabecera de la tumba en cuestión.

En el siguiente dibujo mostramos algo totalmente inédito y que nos muestra el plano general de este gran Sector. Aquí se ven perfectamente el conjunto de las tumbas y sus interferencias entre unas y otras, así como sus característica tipológicas.
Pensamos que, cuando se construía una tumba, dejarían alguna señal para indicar su presencia. Eso ha podido ocurrir en algunos lugares de los distintos sectores. Pero el hecho de dejar señales superficiales sobre su existencia, daba pie a que los expoliadores lo tuvieran más fácil para ejecutar sus saqueos. No obstante, parece que sí debieron existir tumbas con algún monumento funerario colocado como recordatorio encima de ella. Existen algunos datos arqueológicos de la existencia de tales monumentos.

SECUENCIAS FOTOFRÁFICAS DEL SECTOR B

Al ver esta foto, lo primero que llama la atención es el desorden en que aparecen las tumbas excavadas recientemente. El procedimiento lógico es fijar las tumbas en un orden. Pero, como se verá, muestran un aspecto anárquico y desordenado en toda la zona de excavación. La razón ha sido explicada desde el principio de la descripción individualizada de los enterramientos. La comunidad humana no era estable ni permanente. Se renovaba por temporada y ello conlleva el desconocimiento del terreno y la ignorancia de que aquí ya existían personas enterradas. Excavan las fosas sobre tumbas preexistentes. Hecho que provoca lo que estamos viendo: unas tumbas interceptadas por otras y el consiguiente desorden y roturas.

Esta foto muestra algo más parecido a un laberinto que a una necrópolis fenicia. Esta parte de excavación muestra una fase posterior a la vista en la primera foto.

Aquí vemos cómo se entrecruzan los trazados de las tumbas y su recomposición mediante la construcción de muretes de separación.

Foto que muestra una situación tal que se pueden ver tumbas casi destruidas cuando se construyen nuevas.

Foto de detalle de la tumba 1B, donde se aprecia la posición de un ánfora fenicia in situ, situada sobre la cabecera del lecho funerario. Pero hace pensar que esta pieza ha sido desplazada con motivo de su saqueo.

Aquí notamos cómo uno de los muretes funciona como elemento separador entre dos tumbas.
En la tumba 5B aparecieron un pebetero y dos pesas de telar que aquí mostramos.

Detalle de la tumba 5B. Ajuar funerario donde se aprecian dos elementos: un pebetero y dos pesas de telar, situados en la cabecera del lecho.

Detalle de la tumba 7B. Podemos ver en su cabecera del lecho un oinochoe o jarrita para servir vino.

Detalle de la tumba 11B. Vemos que la cabecera de la misma ha sido revestida con murete de mampostería. Todo el material ha sido retirado y sólo se ve el lecho con escalón lateral izquierdo, y derecho compartido con la tumba colindante.

En fase anterior, la tumba 11B mostraba restos humanos dispersos, una jarra reventada por la presión y varios vasos más que conformaban el ajuar situado en la cabecera del lecho. El saqueo es evidente.

En esta muestra vemos la tumba 14B con su lecho limpio y los escalones laterales.

Esta tumba, 18B constituye uno de los ejemplos más claros del expolio sufrido a través de su historia. Todo indica que el lecho se encontraba cubierto con grandes lajas de piedra. El lecho estaba revestido con aparejo de sillarejo en sus laterales.

Tumba 22B. A destacar sólo que comparte algo de su lecho inferior izquierdo con la tumba colindante. Hay indicios claros de su saqueo por el movimiento de las piedras.

En esta tumba (23)B destacamos, por su forma, la separación entre ella y la que le precede; están separadas por un murete, confirmando la interrupción en su construcción.

Aquí (24B) hay que destacar el doble escalón lateral que se ve en la parte izquierda de la imagen.

Detalle de la tumba 24B. en su lecho, en la cabecera aparecen dos platos fenicios como lo más relevante.

La 25B muestra tan solo su lecho listo para fotografiar. Pero su cabecera nos da señales de una rotura en su parte izquierda.

Esta tuba (27B) no entra dentro de la tipología dominante de la zona. Es un enterramiento de incineración ibérico.

Este tipo de enterramiento (28B) es el más frecuente entre las formas de tumbas aquí catalogadas.

Por los indicios, sabemos que esta tumba (32B) estuvo cubierta con lajas de piedra. Detalle de ello se observa en la cabecera de la misma.

Enterramiento (33B) más común dentro de las variantes que venimos observando.
Detalle de la tumba anterior (33B) donde podemos ver sobre el lecho en su cabecera, la única terracota que se ha encontrado en toda la excavación.

Tumba 33B. Detalle de la foto anterior, donde se aprecia la terracota con más detalle.

Tumba 38B. Tiene escalón en un solo lado. Interfiere, en la parte del pie de su lecho, a otra de las tumbas.

Tumba 39B. Tiene escalones solo en dos lados. Su pie es interferido por otra tumba que la rompe.

Tumba 44B. Sus lados están reforzados con muretes de mampostería, así como su cabecera. La cubierta estaba formada por grandes losas colocadas en forma de V invertida, recubiertas con adobe rojo para evitar las filtraciones de agua. Puede verse que ha sido expoliada.

Tumba 45B. Observamos, a su izquierda, una tumba que se ha montado sobre otras probablemente anteriores. A su derecha, pueden verse, aparte de la tumba muy deteriorada, restos humanos dispersos.

Tumba 52B. Tiene un lecho con bastante profundidad, y escalones ligeramente perceptibles. No tiene indicios de que estuviera tapada con losas de piedra.
MATERIALES ARQUEOLÓGICOS SELECCIONADOS ENTRE TODAS LAS PIEZAS HALLADAS










SECTOR C

Se va a hacer un una extensa exposición de las tumbas de este Sector, destacando sólo aquellas piezas que ofrezcan datos significativos para comentar. La tumba nº 1 no presenta en el dibujo nada destacado, aunque algunas cosas se verán tanto en fotos como en dibujos de materiales hallados y no dibujados in situ.

La tumba nº 13 no presenta nada en dibujo. Pero la tumba 2C, además de mostrar la forma destacada de su lecho, muestra un detalle que no se ha encontrado en ninguna de las hasta ahora excavadas: un depósito votivo independiente, situado en su cabecera, con un ánfora entre las piezas halladas.


La tumba 3C aparece con los materiales muy removidos por el saqueo; huesos humanos, piezas de cerámica y, al pie del lecho, los restos de una cabra como resto de comida para el difunto. De la tumba 6C sólo contamos con parte de ella, porque el resto ha sido roto por la intersección con una tumba más reciente.

La tumba 4C es la más monumental de este Sector. Se conoce como tumba de Corredor. En su estructura se supone que llevaba cubierta de madera a dos aguas, de la que no quedan restos debido a su degradación por el tiempo. Está formada por sillares de piedra porosa caliza. Su entrada, en rampa-corredor desemboca en una plataforma rectangular. En su parte frontal, vemos una especie de hornacina con carácter votivo. Los materiales de ajuar habían desaparecido por los diferentes saqueos que debió sufrir en el tiempo.

Tumba 4C. Este alzado de sillares muestra en el centro la citada hornacina con carácter votivo. En su parte superior izquierda, vemos el corte de una tumba de fosa, que ha sido cortada cuando se construyó ésta. En la parte superior derecha se puede ver también la silueta de otra tumba de fosa, rota al construirse la 4C.

Tumba 4C Sección de uno de sus lados.

Tumba 4C. Sección de otro de sus lados.

Tumba 4C. Sección lateral, marcando los sillares que la componen.

Tumba 5C. Se trata de un enterramiento doble. El primero, a la izquierda (a) de la imagen, es el que muestra gran cantidad de elementos de ajuar, destacando los huesos de cabra entre todos los elementos de cerámica . El de la derecha, más antigua (b), muestra en la cabecera, un ánfora completa; a los pies, aparecen platos, jarritos y restos de los huesos de cabra.

Tumba 5C(a). Indicación de los diversos elementos que conforman el ajuar funerario.

Tumba 5C. Cortes de las dos tumbas.

Tumba 7C. Planta y sección.

Planta y sección de la tumba 8C.

Planta y sección de la tumba 9C.

Tumbas 10C y 14C. La 14C, en su construcción, fue destruida parte de la 10C.

Tumba 11C. Podemos ver el lecho con escalones laterales en sus cuatro lados.

Sección de la tumba 11C.

La tumba 12C nos muestra restos humanos dispersos en su lecho. Lo que indica que fue removida en su saqueo. Aparecen también algunos elementos de cerámica, como dos platos y una lucerna.


Tumba 12C. Detalle de la cabecera, donde se pueden ver dos platos fragmentados, pero en posición, rotos por la presión de la tierra.

Planta y sección de la tumba 15C.

Planta y sección de la tumba 16C. El lecho muestra restos humanos dispersos por la expoliación.

Planta y sección de la tumba 17C. Sobre el lecho podemos ver restos humanos en posición.

Tumba 18C. Doble enterramiento superpuesto. El primero nos muestra restos humanos dispersos, elementos de cerámica en la cabecera, y restos de cabra a los pies del lecho.
Tumba 18C. Lecho de la tumba donde se aprecia el segundo enterramiento con el cadáver en posición.

Sección de la tumba 18C, con más profundidad de la normal por el hecho de haber dos enterramientos sobre el mismo lugar.

Tumba 18C. Jarrito y restos de huesos de cabra pertenecientes al primer enterramiento.

Tumba 19C. Planta y sección de la tumba. Sobre el lecho se observan restos de huesos humanos dispersos.

Tumba 19C. En fase de excavación, sobre la cabecera izquierda del lecho apareció esta Jarra.

Tumba 20C. Planta y sección.

Tumba 21C. Planta y sección. Se observan algunos elementos de ajuar sobre el lecho.

Tumba 22C. Podemos ver los objetos cerámicos en cabecera y pies del lecho. Los restos humanos aparecen descolocados y se entiende que han sido removidos por el expolio.

Sección de la tumba 22C.

Planta y sección de la tumba 23C. Se trata de un enterramiento de incineración romano sobre la necrópolis fenicia. El ánfora está sesgada para poder colocar dentro de ella los restos del cadáver. Todo parece indicar que se trataba de un enterramiento incinerado de un niño.

Tumba 24C. Planta y sección. Es de escasas proporciones.

Planta y sección de la tumba 25C. Por los indicios, todo parece indicar que se trataba de otro enterramiento de incineración romano.

Tumba 26C. Enterramiento en fosa de probable incineración de época romana.

Tumba 27C. Planta y sección. Se pueden ver los elementos de ajuar, colocados de forma anárquica sobre su lecho. No aparecen restos humanos, lo que hace pensar que, a veces, se preparaban tumbas para posteriormente usarlas como enterramiento.

Tumba 28C. Ha sido muy removida y saqueada. Sólo se ven algunos restos humanos aislados y descolocados. Sin embargo, al pie del lecho, podemos ver un ánfora perfectamente situada y conservada.

Sección de la tumba 28C.

Tumba 29C. De pequeñas proporciones. Tiene características de ser más de incineración romana que fenicia. Los fenicios no usaban estos tipos de enterramientos.

Tumba 30C. Todo parece indicar que esta tumba no fue saqueada: el cadáver aparece en posición, el ajuar de cabecera, bien situado, y el de su pie, ánfora tumbada, entera; restos cerámicos, y huesos de la cabra ritual de los enterramientos fenicios.

Tumba 30C. Sección de la misma.

Tumba 31C. Planta y sección. Muy removidos los materiales hallados, restos humanos dispersos, fragmentos de cerámica descolocados, y algunos huesos de la cabra ritual.

Tumba 32C. Planta y sección. Sin materiales para dibujar.

Tumba 33C. Planta y sección. Sin materiales dibujados.

Tumba 34C. Planta y sección. Los materiales muy removidos, como los restos humanos.

Tumba 35C. Planta y sección.

Tumba 36C. Planta y sección. Pueden verse los restos humanos algo removidos, y alguna pieza de cerámica en la cabecera de la tumba.

Tumba 37C. Planta y sección. Solo se han encontrados restos de huesos humanos dispersos por el lecho.

Tumba 38C. Planta y sección. Muestra la misma situación de la anterior; huesos humanos dispersos y una jarra en la cabecera.

Tumba 39C. Planta y sección.

Tumba 40C. Tumba de incineración con la urna colocada sobre una pequeña fosa; Se considera un tipo de enterramiento ibérico.

Tumba 40C. Dibujo de planta y sección.

Tumba 42C. Este enterramiento muestra escalón lateral en sus laterales. Está muy alterada por el expolio.

Tumba 42C. Sección con revestimiento de murete lateral.

Tumba 42C. Alzado lateral de mampostería fenicia.

Tumba 42C Alzado lateral opuesto al anterior.
PLANIMETRÍA GENERAL DEL SECTOR C

Aquí se muestra la situación en plano de todas las tumbas de este Sector. Se observa que sus tumbas sufren menos el fenómeno de la interrupción de unas con otras, como ocurre en el Sector B de la excavación.

Sector C de Puente del Noi. Vista general con el terreno cuadriculado, medido, y las tumbas localizadas.

Tuba 1C. Cabecera de la tumba.

Tumba 2C. Escalón lateral en cabecera y lado derecho. Trazado del lecho algo irregular. Muestra indicios claros de haber sido expoliada en tiempos pasados.
Tumba 4C. Planta rectangular y alzado de sillares. Es conocida como tumba de corredor. Se presume que tuvo cubierta probablemente de madera y a dos aguas. El alzado frontal muestra una hornacina con carácter votivo, Tenía sillares en sus cuatro lados y en el corredor o puerta de acceso con rampa.

Tumba 4C. Corredor de acceso. Al parecer, los sillares fueron arrancados y probablemente reutilizados en construcciones cercanas, ya que esta tumba podía ser visible claramente por su estructura. De hecho, en la finca cercana, junto a su muro de cerca, se podían ver, hasta hace poco, sillares de iguales características que los aquí ahora conservados.

Tumba 5C. Es un enterramiento doble. Se aprecia mejor en el dibujo de la misma.

Tumba 11C. Se observa un lecho irregular en su construcción.

Tumba 12C. Lecho estrecho y escalones laterales muy anchos.

Tumba 14C. Es de destacar su profundidad y la irregularidad de la dureza del terreno de esquisto.

Tumba 14C. Detalle en el que se ven dos piezas del ajuar: un jarrito en posición invertida y una jarra vertical, ambos sobre la cabecera del lecho.

Tumba 15C. Hay una pieza de ajuar (jarra) sobre la cabecera.

Tumba 16C. Solo se aprecia la tumba con sus escalones laterales.

Tumba 17C. Tumba con escalones laterales estrechos.

Tumba 17C. Detalle de ajuar funerario donde se puede ver una lucerna bicorne, una barra de una posible caja de madera, y una especie de aldaba.

Tumba 18C. Se pueden ver los restos de un cadáver en posición habitual.

Tumba 19C. Detalle de ajuar sobre la cabecera del lecho.

Tumba 20C. Es un tipo muy habitual en la construcción de estas tumbas. El más simple.

Tumba 21C. Es de las mismas características del anterior.

Tumba 22C. Es más larga de lo normal, y puede verse un ánfora fenicia de las más antiguas y grandes.

Tumba 28C. Tiene escalones en los cuatro lados.
MATERIALES MÁS RELEVANTES DEL SECTOR C
(Clasificación, medidas y cronología aproximada)


























SECTOR D-E

Tumba 1D. Fue la primera que se excavó correctamente cuando se inició el estudios de este Sector. Registró ajuar casi completo, que se verá más adelante. Los restos humanos aparecieron dispersos, lo que indica que fue expoliada.

Tumba 2D. Tiene un perfil muy definido y se enmarca dentro del tipo más usual.

Zona suroeste de terreno arqueológico. Puede observarse que la tierra superficial ha sido, en parte, removida para poder ejecutar la excavación. No obstante hay que observar que se pueden ver fosas descarnadas, sin excavar, pero sí con señales claras, que indican que, con el cultivo del terreno, han sido » desnudadas «.

En esta foto comprobamos lo dicho anteriormente: tumbas alteradas y semidescubiertas por el laboreo del terreno durante muchos años.

Zona de excavación correspondiente a la subdivisión que se hizo del terreno para ejecutar la exploración. Corresponde al sector E. y parte del D.

Sector D, bien delimitado y con la superficie barrida para poder establecer una excavación ordenada. En ella aparecen varias tumbas ya en fase se excavación.

Zona del Sector D en la que se aprecia una tumba semidescubierta y desnudada durante la fase de cultivo del terreno. Se supone que ha sido expoliada, además, tiempos atrás.

Tumba con su fosa bien definida, pero sin excavar aún. Se encuentra en el Sector D.
Tumba 1D, con restos de ajuar situados sobre la cabecera del lecho.
Detalles de los restos de ajuar funerario pertenecientes a las tumbas anteriores. Están situados sobre la cabecera del lecho.

Como la anterior foto, aquí se muestra una especie de depósito votivo con cierta cantidad de elementos cerámicos colocados de forma anárquica.

Tumba del Sector D sin excavar, pero sí saqueada y cubierta de matorral desde tiempos no muy lejanos.

Tumba 44D. Es el único enterramiento del Bronce final, y como muestra de que la Cultura Argárica también se deja ver en esta zona. Pueden verse con claridad las cuatro tulipas que forman parte del ajuar. El cadáver apareció en posición fetal, fenómeno típico del Bronce.

Tumba argárica (detalle de la anterior) donde se aprecia la forma del enterramiento: una tumba rodeada de piedras en una fosa no muy profunda.
PLANIMETRÍA GENERAL DEL SECTOR D

SECTOR E

Tumba 1E. Esta tumba ha sido la más grande de todas las localizadas en la necrópolis de Puente del Noi. Tiene una profundidad de aproximadamente 8 m. Su parte superior mide 5.60 m x 5.20 m. En esta foto se muestran los restos humanos de uno de los enterramiento que se hicieron en el mismo espacio.

Tumba 1E.-De talle para indicar el acceso a la parte inferior. Se ha trazado una escarpada escalinata hasta la superficie inferior. Dispone de un hipogeo taponado con sillares, que se encuentran movidos a consecuencia del saqueo que sufrió en el siglo IV a. de C.

Tumba 1E ( Se incluyen las halladas en el proceso de excavación) Un detalle a tener muy en cuenta es la aparición de otros enterramientos hallados según se iba excavando la tumba. La que se muestra en la foto se encuentra en un lateral, tumba. que también sería saqueada y probablemente dio pie a los que entraron a pensar que debajo había algo más, como en efecto ocurrió. Sobre el centro de la tumba apareció una de pequeñas dimensiones y que pertenecía al enterramiento de un niño. Una tercera de mayor tamaño fue encontrada algo más abajo, pero pertenecía a un individuo adulto.

Tumba 1E (detalle).-Vista del fondo de la tumba de pozo, donde se ve el sello de entrada de la cámara interior o hipogeo.. Dicho espacio tiene unas dimensiones de 3.45 m de ancho, y de fondo, 1.90 m.

Tumba 1E (detalle). Detalle de la entrada taponada con sillares. De los restos humanos que aparecieron no se hizo ningún estudio. Los elementos de cerámica pertenecen al siglo VII a. de C.

Tumba 1E. Detalle de la foto anterior para poder observar el fondo del hipogeo

Tumba 1E. Dibujo tridimensional de la tumba de pozo. En este enterramiento aparecieron cinco tumbas. Principal: la del hipogeo y cuatro secundarias por tipología, que se encontraron conforme se iba realizando la excavación.

ARGAR. ALMUÑÉCAR. NECRÓPOLIS PUENTE DEL NOI.
Esta tumba del Bronce argárico forma parte de los elementos no registrados en la excavación del Sector E. Personalmente fue excavada por mí. Cadáver en posición fetal, cuatro tulipas y probable puñal bajo el cadáver.. Hoy se encuentra cubierta y se ignora exáctamente dónde se encuentra.

Sector E. Tumba 10E. Ha sido una excavación sistemática. En ella se ven los restos humanos bien situados y con algunas piezas de ajuar sobre ellos.

Sector E. Tumba 12E. Enterramiento casi completo, y con los restos humanos en posición.

Detalle de la foto anterior donde se aprecia el cráneo del cadáver, y alguna pieza de cerámica sobre la cabecera del lecho.

Tumba 12E. Detalle para mostrar elementos del su ajuar, situado a sus pies.

Tumba 13E. Restos humanos sobre el lecho ya removidos por la expoliación.

Tumba 13E. Detalle donde se observan los pies del cadáver sobre objetos de cerámica correspondientes a su ajuar funerario.

Detalles de las tumbas anteriores, mostrando elementos de cerámica y restos humanos junto a ellos.

Tumba 20E. Lo más destacado es la conservación de los restos humanos sobre el lecho y situados en posición.
Hay muchos restos sin identificar y que formaban parte de lo que pudieron ser tumbas, pero que no se han marcado en este descripción general del Sector E.
MATERIALES SELECCIONADOS DE LOS SECTORES (D-E)










CONCLUSIONES
No cabe duda de que los fenicios han estado en la ciudad de Almuñécar. Eso no lo duda ya nadie. La cuestión es de qué forma: establecimiento estable y permanente o por temporadas o período transitorio. Cuando se habla de la Cueva de Siete Palacios y los materiales fenicios allí aparecidos, junto con los hallazgos de Pellicer (Laurita) y faldas del Monte de Velilla, casi se llega a afirmar con rotundidad que en Almuñécar existió una ciudad fenicia. Y conviene puntualizar lo siguiente al respecto:
Primero: el material cerámico aparecido en Cueva de siete Palacios no significa más que un dato: cerámica de barniz rojo es propio de los enterramientos fenicios que aparecen en diferentes sitios, como Puente del Noi o Laurita. Dicho material es el que se utiliza, como ajuar funerario, en algunas de las tumbas de mayor antigüedad. Y es muy posible que el citado material perteneciera a una tumba situada sobre ese lugar, y que después, en época romana fuera destruida para levantar el complejo industrial que se construyó después en ese espacio. Al igual que podría tratarse de un material traído para rellenar el recinto de la Cueva de Siete Palacios por los ocupantes posteriores. Y por ello, conviene aclarar que la citada cueva estaba construida sobre roca madre, no tenía solería construida al respecto. Cosa que fue motivo para que los nuevos ocupantes, casi recientes en la historia local, se dedicaran a traer materiales de relleno para tapar y allanar las irregularidades del suelo de la Cueva. Por lo tanto, casi no cabe duda de que entre esos materiales llegaran elementos de cualquier parte de las cercanías de la ciudad moderna y que podrían ser cerámicas o monedas. Esto, en primer lugar; pero si realmente se hubiera tratado de una tumba fenicia, de cuya estructura no había ni el mínimo indicio, ello conllevaría una conclusión muy certera: se sabe que los fenicios nunca construían su hábitat en lugares donde había enterramientos. Luego la supuesta ciudad fenicia jamás se habría construido sobre o al lado de una necrópolis. Que la cueva fue rellanada, no cabe la menor duda. No hay más que ver que aquel nuevo hábitat humano fue utilizado hasta de enterramiento de animales (Véase mi tesis doctoral con documentación al respecto).
En cuanto a otros posibles lugares de establecimiento como hábitat, no existe ni el más mínimo indicio. La única mampostería que podemos identificar como fenicia es la que se puede ver en el revestimiento de los interiores de algunas tumbas. Y nada más.
Se ha llagado a perforar en la actual factoría de salazones del Majuelo para intentar encontrar algún tipo de construcción. a base de romper el fondo de algunas piletas de salazón.
Otro argumento no utilizado ni referido en lo más mínimo es el libro de Almuñécar titulado «Almuñécar Ilustrada y su Antigüedad Defendida » ( Manuscrito nº 5857 de la Biblioteca Nacional de Madrid), que, entre otras cosas, narra el hallazgo de una tumba en el espacio donde se encontraba la Puerta del Sol de la actual Iglesia Parroquial, con motivo de un rebaje de terreno para la construcción de la misma. Se citan materiales antiguos. En resumidas cuentas eran tumbas fenicias por todos los indicios de materiales que aparecieron. Tumba fenicia, por lo pronto. Pero no sería la única porque en varios lugares de la misma citada iglesia han aparecido otras cámaras funerarias que permanecen enterradas bajo su subsuelo. Y volvemos otra vez a lo argumentado antes: los fenicios nunca construyeron ciudad donde había enterramientos. Por lo tanto, queda excluido el casco urbano de hoy como posible emplazamiento de algún tipo de hábitat fenicio.
Segundo. Podíamos pensar que las cercanías de las necrópolis situadas en las diferentes colinas del terreno llamado «Lo Colorado», podría haber sido el emplazamiento de algún tipo urbano. Hasta el momento, no tenemos testimonio alguno que indique tal situación. Tan sólo tenemos las necrópolis y nada más.
Tercero. El análisis de la situación y número de enterramientos localizados hasta ahora, queda muy por debajo de lo que, de forma habitual, suele ser la necrópolis de una ciudad normal. Si apenas llegan a 300 las tumbas localizadas, una población permanente y estable debe tener correlación con las tumbas de las gentes que en todo ese período de tiempo han debido vivir en estos parajes. Salvo que la población fenicia fuera muy reducida, no cabe otra explicación que justifique tan pequeña cantidad de tumbas que, según algunos, vivieron en estos parajes durante casi ocho siglos. No encaja.
Cuarto. Si tenemos en cuenta el número de enterramientos descubiertos hasta el momento -se supone que fueron muchos más, teniendo en cuenta que las colinas colindantes han manifestado, en el movimiento de tierras, que pudieron estar también ocupadas por tumbas- haciendo un esfuerzo, podíamos afirmar que debieron ser aproximadamente unas mil tumbas en toda la zona. Pero los ocho siglos de pervivencia tendrían que haber dado muchas más. De lo contrario nos daría un número ridículo de enterramientos, apenas llegando a los 100 muertos por siglo. Y esto nos hace pensar que la población fenicia de Almuñécar no ha sido permanente, sino por temporadas.
Si los romanos estuvieron aquí aproximadamente desde el año 206 a. de C., hasta bien avanzado el siglo V d. de C., y no dejaron indicios de casas en ningún lugar del casco antiguo, mucho menos los fenicios han dejado rastro de hábitat.
La población romana estaba integrada por la clase ecuestre, dirigentes económicos de la industria de salazón, la clase sacerdotal (identificada por las inscripciones), y una población flotante que podía aumentar o disminuir según las estaciones de año. La población norteafricana ha sido muy comprobada en ciudades como Baelo Claudia, Cartaya, la zona de Gades y otras. Venía en las temporadas de pesca y manufacturación. Resulta, pues, algo insólito que una comunidad como la de Ibiza registre 3000 tumbas excavadas en roca, y una colonia fenicia como la de Almuñécar, tan renombrada por los historiógrafos antiguos, apenas llegue a las 300.
La clase dirigente romana vivía en las afueras de la zona industrial. Por esa razón sí se han encontrado en villas rústicas, restos de mosaicos romanos, que yo tuve ocasión de poder ver en una zona de la carretera de Jete, cercana al columbario Torre del Monje. Había muchas más, pero no es ocasión de citar aquí porque de lo que se habla es de la presencia humana de los fenicios en el territorio de Seks. Cosa que aún está pendiente de demostrar con claridad meridiana, y la cuestión queda en el aire. Hasta ahora, imposible.
Dr. Antonio Ruiz Fernádez.
10 de Mayo de 2018